La reducción del horario de los centros de salud perjudica al paciente y al trabajador.
La última cita en Primaria se dará a las 18:00 horas, cerrándose de facto, la atención bajo cita previa. Los Centros de Salud contarán únicamente con una enfermera y un médico que, daría respuesta a las consultas “urgentes” que se produzcan desde ese momento hasta las 21:00 que el centro cerraría sus puertas.
Esta medida va a limitar la accesibilidad de los usuarios a estos servicios asistenciales y provocará el despido de cientos de profesionales sanitarios que trabajan en ellos.
Si la demanda es para Pediatría, el usuario tendrá que acudir a un centro hospitalario ya que éstos dejarán de atender a los menores a partir de las 18:00 horas en todos los casos y los Centros de Salud no dispondrán de este profesional a partir de esa hora.
La Consejería afirma que a partir de las 18:30 horas baja la demanda pero no explica que, desde esa hora, se atienden al año más 2 millones de pacientes en Medicina de Familia, 441.000 niños en las consultas de Pediatría y algo más de un millón en las consultas de Enfermería.
Está claro que el primer eslabón de la medicina pública se encuentra en la atención primaria y este se quiere convertir en un “cuello de botella” que lanzaría a muchos ciudadanos a utilizar la medicina privada. Porque esta medida va a producir:
Un Incremento de días para obtener una cita para la atención primaria ya que se acorta el tramo de horas para las agendas.
Se incrementaran las urgencias en los hospitales que ya están colapsadas de por sí.
Mayor gasto en el mundo laboral ya que aumentarían los permisos para asistencia al médico.
El perjudicado es en definitiva el paciente: Esta medida provocará, entre otras consecuencias, más demoras en las citaciones a la población y la reconversión y reducción de las plantillas de personal de la Atención Primaria en el medio plazo.