Dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el sexto objetivo aborda la lucha contra la falta de servicios de saneamiento y las aguas insalubres, junto a una gestión sostenible de los recursos hídricos mundiales para paliar la sobreexplotación que sufren, por la creciente demanda para cubrir las necesidades humanas, económicas y ambientales. Este objetivo supone un gran desafío para la comunidad internacional teniendo en cuenta la situación de partida: carencia de acceso a servicios de agua potable e instalaciones de saneamiento; escasez de agua; vertidos a ríos y mares sin ningún tratamiento, o la mortalidad debida a desastres naturales relacionados con el agua.
El cambio climático está comprometiendo los recursos hídricos de la Península Ibérica y cualquier paso, que tanto instituciones como agentes sociales y económicos, den en este terreno debe estar dirigido a revertir esta tendencia y asegurar la sostenibilidad del sistema hídrico español.
A pesar de que España tiene más de la mitad del territorio en riesgo de desertización, con un 72 % de su superficie bajo estrés hídrico severo y 27 millones de personas en riesgo de sufrir escasez de agua en el año 2050, ha sido el país, de entre las mayores economías europeas, (según Eurostat) con menor inversión por habitante en protección del medio ambiente entre 2011 y 2019, con tan solo 24 euros/habitante en 2019, frente al promedio europeo de 40 euros/habitante. Esta inversión es fundamental ya que el agua es un elemento clave para el impulso de otros sectores estratégicos para nuestro desarrollo económico.
En este momento y coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Agua se ha aprobado el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de la digitalización del ciclo del Agua con ayudas de 1.700 millones de euros hasta 2023 para una gestión más eficiente y sostenible de este recurso en ciudades, y sectores como el turismo, la agricultura, la ganadería y la industria. Añadiéndose inversiones a mejorar la adaptación de la normativa de aguas, la digitalización de los organismos de las confederaciones hidrográficas y para formación. Estas medidas resultan imprescindibles para alcanzar la sostenibilidad en esta materia.
Como ciudadanos tenemos nuestra vida unida al agua, por ello, debemos tener empatía y responsabilidad en el uso de este recurso. Tener agua no justifica que podamos hacer un consumo indiscriminado, sino que debemos ser conscientes del derroche del agua por malos hábitos que conviene corregir y de que la situación en la que se encuentran nuestros embalses por el aumento de la sequía a lo largo del año, exige la adopción de algunas medidas para colaborar en el mantenimiento de este bien en nuestra ciudad.
Debemos tener en cuenta que cuando un ciudadano abre el grifo y obtiene el agua que necesita, no suele reparar en el enorme esfuerzo que hace posible que este recurso llegue en condiciones óptimas. Desde la captación en los ríos, manantiales, pozos y mares hasta su tratamiento y distribución a cada uno de nuestros hogares o empresas hay un largo recorrido y un proceso en el que cada persona puede contribuir para evitar la contaminación, reducir la huella de carbono, ser más eficientes energéticamente y también para usar el agua con sensatez. Es necesario, por tanto, un consumo más razonable que permita preservarla, puesto que el agua es un elemento esencial pero limitado y, como el tiempo, se agota.
De ahí la importancia de realizar campañas informativas que traten de cambiar nuestras pautas de consumo para lograr el objetivo de reducir el consumo de agua, apelando a la responsabilidad de la ciudadanía, respetando al máximo este recurso y colaborando con pequeños gestos en sus hábitos cotidianos que fomenten el ahorro, eviten su contaminación y posibiliten su regeneración.
Por otro lado, las redes de saneamiento, ocultas para la ciudadanía, son imprescindibles para garantizar la calidad de vida y el funcionamiento de cada municipio. Generalmente es un servicio normalizado que pasa desapercibido, pero en otros puntos del mundo aún no están garantizadas. A las alcantarillas llegan gran cantidad de residuos tirados en el suelo, que acaba obstruyéndolas si no se limpian de manera habitual, dando lugar a inundaciones localizadas en la ciudad, e incluso a la posible llegada al río de estos desechos. Por ello también es importante incidir en el funcionamiento de este servicio y los perjuicios ambientales y económicos causados por la falta de mantenimiento y de civismo.
Por esto, el Partido Socialista de Boadilla a través de su portavoz Alfonso Castillo, lleva al pleno de mayo una iniciativa para que el ayuntamiento lleve a cabo, campañas de sensibilización periódicas dirigidas a toda la población sobre un uso responsable del agua que incluyan la difusión y explicación de medidas básicas cotidianas para contribuir a interiorizar buenos hábitos en el consumo de este recurso.
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